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El pueblo no es sabio, por Jorge Lazarte

Redacción Vigilante Publicado 9:57 am, 21 Enero, 2022

Desde que Castillo llegó al poder, el partido de gobierno se ha empeñado en promover activamente un cambio de Constitución. A pocos días de la toma de mando, diversos funcionarios del gobierno iniciaron un proceso de recolección de firmas para que el Presidente de la República pudiera convocar a un referéndum de reforma constitucional a través de una Asamblea Constituyente.

De inmediato las luces de alarma se encendieron en todas las fuerzas de oposición. El riesgo de un cambio en las reglas de juego que regulan el equilibrio de poderes, los derechos de las personas y el control de la economía; generaron un fundado temor que se fue irradiando en la población.

Para hacer frente a esta amenaza bastaba recurrir a la Constitución. El artículo 206° contiene un mandato que es sumamente claro: “Toda reforma constitucional debe ser aprobada por el Congreso y ratificada mediante referéndum”. Los detractores del gobierno hicieron de este artículo un escudo legal contra las pretensiones de los reformistas.

Sin mayoría parlamentaria, la convocatoria a un referéndum en los términos planteados por Perú Libre nunca sería aprobada. Al ver sus sueños truncados por las leyes vigentes, los cerronistas recurrieron a un discurso populista, sosteniendo que el “pueblo es sabio” y que no se le puede quitar el derecho a elegir. “Están privando al pueblo del derecho a decidir lo que quiere”, ha sido el slogan de los principales promotores de la Constituyente.

¿Es verdad esto? ¿Se están limitando derechos del pueblo a participar en un referéndum? Claro que es verdad. Y no hay nada de malo en ello. Ningún derecho es ilimitado. Las normas constitucionales establecen restricciones para los temas que pueden ser llevados directamente a referéndum y el cambio de Constitución es uno de ellos.

La razón de esta restricción es simple. El pueblo no es sabio. Yo no soy sabio, usted no es sabio y le aseguro que la gente a su alrededor tampoco lo es. Veinticinco millones de peruanos “no sabios”, no se convierten por arte de magia en un “pueblo sabio” al momento de votar. La ciencia ha demostrado que los seres humanos tomamos decisiones en base a emociones y la mayoría de las veces hacemos a un lado la racionalidad.

Si hacemos un referéndum para preguntarle al pueblo si quiere dejar de pagar impuestos, corremos un alto riesgo de que la respuesta sea positiva, lo cual tendría un efecto nefasto para el país. Por ello los temas tributarios no pueden ser llevados a referéndum. Tampoco pueden llevarse a referéndum temas que violen derechos humanos. Nadie puede convocar a un referéndum para convertir a los inmigrantes venezolanos en esclavos, por ejemplo. Los temas que pueden someterse a un referéndum no son irrestrictos.

La Constitución es un cuerpo normativo complejo, demasiado importante para que pueda ser sometido a la “sabiduría” del pueblo. La democracia directa no es el vehículo idóneo para reformarla, porque el pueblo está lejos de ser sabio. Si el pueblo fuera sabio, no hubiéramos tenido los gobernantes que hemos tenido en los últimos años, y para muestra un botón. Basta ver quien ocupa hoy el sillón presidencial. ¿Parece acaso la elección de un sabio?

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